Peluche Salvadoreño no tiene internet para estudiar - Pero no se rinde

 

 

Pretextos para no hacer las cosas puede haber miles, pero quien realmente tiene el compromiso de hacerlas encuentra la manera a pesar de las dificultades.

 

En El Salvador, como en buena parte del mundo, las clases en modo presencial se suspendieron, por lo que millones de alumnos siguen adquiriendo conocimientos a través de plataformas virtuales, pero no todos tienen facilidades para acceder.

Alexander Contreras se ha convertido en un ejemplo de tenacidad, ya que para poder continuar con sus estudios universitarios en El Salvador tiene que salir de su casa y subirse a un árbol para tener algo de señal en su teléfono.

El sueño de este joven es convertirse en periodista, por lo que estudia la licenciatura en Comunicaciones y, como puedes ver, no le ha sido nada fácil.

Su propio padre le tomó fotos en el árbol con sus libros y tomando apuntes de lo que va viendo en sus clases virtuales, y de inmediato se hizo viral por su enorme esfuerzo.

Así es como me toca recibir mis clases en línea. Es el único lugar donde puedo encontrar un poco de señal. Gracias a Dios mis compañeros y catedráticos comprenden mi situación, y cuando no puedo conectarme ellos me informan de todo lo que vieron en clases.

—Alexander Contreras, estudiante salvadoreño de Comunicación

El padre del joven manifestó que desearía tener mejores condiciones económicas para que su hijo pudiera estudiar, pero apenas le alcanzó para comprarle el teléfono, pues tampoco tiene computadora y no pueden pagar por el servicio de internet en su casa.

Nunca imaginé que un árbol que sembramos hace seis años me diera la oportunidad de seguir estudiando (…) Invito a los jóvenes a que aprovechen el estudio y más aquellos que tienen los recursos. Cada sacrificio vale la pena para alcanzar nuestros sueños.

—Alexander Contreras

Y ya empieza a rendir frutos su esfuerzo y actitud, porque fue contactado de parte del gobierno salvadoreño y al parecer le brindarán el servicio de internet.

 

 

No cabe duda: Cuando se quiere, se puede.